“Y la Palabra se hizo carne, puso su tienda entre nosotros, y hemos visto su Gloria: la Gloria que recibe del Padre el Hijo único; en él todo era don amoroso y verdad”. Juan 1:14

El tiempo de Navidad está a nuestras puertas. Hemos recorrido un tiempo de adviento, con deseos de conversión, en actitud de “itinerancia espiritual”, moviéndonos, paso a paso, a la experiencia de “configurarnos con Jesús” para recibirle. La Navidad para nosotras, es la gran invitación a vivir en actitud de apertura y esperanza: “ abrazando con los dos brazos nuestro mundo y ensanchando nuestra tienda” (DC 3), un horizonte que se va haciendo vida y nos anima a tejer, el día a día, con los “hilos de la fraternidad itinerante” (DC 3), dispuestas, desde el corazón, a tener una nueva mirada: amplia, con nueva luz, para salir de costumbres, zonas seguras, actitudes…, y responder de un modo diferente, donde caben todas nuestras posibilidades, renovadas en cada época y edad, porque nos “entrelaza” con el Evangelio, al que tenemos que volver, una y otra vez, dándole sentido a nuestra vocación, nos pide,principalmente: dar testimonio de nuestra relación con Dios y de fraternidad. que Vivimos en una sociedad cargada de violencia, numerosos países están en guerra, los caminos de organización y cuidado de los Derechos Humanos: Democracia y política, han perdido su esencia y credibilidad.

La migración: millones de personas que se desplazan por el mundo errantes, buscando lugar, caracteriza nuestro mundo, y muchos solo encuentran la respuesta del rechazo que hiere la humanidad.

La pobreza avanza, incluso en países del bienestar, una franja que aumenta excluyente. Y en este mundo, Jesús Encarnado, pone su tienda y nos sueña con El. En esta realidad , el mundo necesita mujeres de Dios y testigos con un modo diferente de relacionarse, solidarias y a favor del pobre, un estilo de vida para mostrar, a todo el que se acerque a nosotras y, sobre este testimonio, ante nosotras siempre está la misión de educar y acompañar a la niñez y juventud, con el deseo de que sepan ser hermanos y personas capaces de apostar por un estilo alternativo de ser, vivir y optar: el de Jesús, Niño en Belén.

María, nuestra Madre del Patrocinio, Señora de Belén, nos tenga bajo su manto, la tienda que nos cubre y extiende, sin límite, para cobijar la humanidad. Un abrazo fraterno, especial en Navidad

MARIBEL QUIROS JIMENEZ

SUPERIORA GENERAL HPM