Juntos, emprendimos este viaje por Flandes y los Países Bajos con el propósito de profundizar en nuestra historia y valores, visitando lugares que fueron inspiradores  en su tiempo de la obra apostólica del P. Luis, el cual en el Documento de Fundación del Colegio de Villafranca “Jesús María y José”, con fecha 2 de octubre  de1718, podemos leer: “…fundo por Obra Pía, una Casa, a imitación de las que en Flandes hay, que son  de la Congregación de la Beatísima Virgen María”.

Desde el primer día, cuando aterrizamos en Bruselas, nos envolvió la energía de esta vibrante ciudad, comenzando cada jornada con una oración que preparaba nuestros corazones para lo que el día nos deparaba. Nuestro recorrido nos llevó a lugares emblemáticos como la Grand Place, cuya majestuosidad y riqueza histórica nos dejó asombrados. Exploramos las calles adoquinadas, degustando chocolates y waffles, mientras caminábamos en medio de la vida y cultura local.

Uno de los aspectos más enriquecedores del viaje fue la celebración diaria de la eucaristía en distintas iglesias, catedrales y basílicas, cada una con su propia historia y belleza. Esta oportunidad nos permitió experimentar la universalidad de nuestra fe, sintiéndonos acogidos y unidos por la misma creencia, sin importar dónde estuviéramos. Tras nuestras jornadas, los primeros días concluíamos con una mirada a la Grand Place iluminada, cuyo encanto bajo las luces cálidas nos ofrecía un final mágico.

Nuestro viaje continuó hacia Malinas y Lovaina, ciudades llenas de carácter e historia, seguidas por Gante, con su impresionante alineación de torres y la serenidad de sus canales. La visita a los beguinatos en Brujas y Ámsterdam fue particularmente significativa. Al llegar al Beguinato de Brujas, conocido como el Begijnhof Ten Wijngaarde, sentimos de inmediato una atmósfera de paz y serenidad. Este lugar, fundado en el siglo XIII, es un refugio de tranquilidad, un espacio donde el tiempo parece moverse a un ritmo más lento.

Cruzamos el puente que lleva a la entrada del beguinato, y nos encontramos en un recinto rodeado por altas paredes blancas y un prado verde con unos cuantos árboles. Las pequeñas casas blancas, con sus techos de tejas rojas, nos contaron historias de las beguinas que vivieron aquí: mujeres independientes que, sin hacer votos monásticos, dedicaron sus vidas a la oración, el trabajo y la ayuda a los más necesitados.

Recorriendo los senderos del beguinato, pudimos imaginar cómo estas mujeres, con su fe y determinación, crearon una comunidad que desafió las normas sociales de su tiempo. Nos detuvimos en la pequeña iglesia, donde aún se percibe el espíritu devoto de aquellas que alguna vez oraron allí. Fue imposible no sentirnos conectados con la misión de nuestro fundador, que se inspiró en estos mismos ideales para crear escuelas para niñas y mujeres que, de otra manera, no habrían tenido acceso a la educación.

Después de explorar Bélgica, nos dirigimos hacia Holanda, donde Amberes nos impresionó con su grandiosa Catedral de Nuestra Señora. En Middelburg y las Islas de Zelanda, la belleza natural y el patrimonio histórico nos ofrecieron momentos de contemplación y gratitud. La cálida atmósfera de Gouda y la rica historia de Delft y La Haya nos mostraron un poco más la cultura y tradiciones de los Países Bajos.

Finalmente, en Ámsterdam, visitamos el beguinato conocido como el Begijnhof, otro lugar profundamente significativo en nuestra travesía. Ubicado en el corazón de la ciudad, este beguinato es uno de los secretos mejor guardados de Ámsterdam, un oasis de calma en medio de la vibrante vida urbana.

Al entrar por la discreta puerta del beguinato, nos encontramos con un patio rodeado de casas antiguas, algunas de las cuales datan del siglo XIV. Este lugar, al igual que el de Brujas, fue hogar de mujeres piadosas y autosuficientes que dedicaron sus vidas a servir a los demás. Sin embargo, lo que hace único al Begijnhof de Ámsterdam es su historia de resistencia y supervivencia a lo largo de los siglos, en una ciudad conocida por su apertura y diversidad.

Pudimos visitar la Iglesia Inglesa y la Capilla Católica Oculta, ambas ubicadas dentro del beguinato, y que simbolizan la tolerancia religiosa de la ciudad. Estas iglesias, que coexistieron en tiempos de persecución, reflejan la fuerza y la fe de las beguinas que mantuvieron vivas sus creencias en medio de la adversidad.

Al finalizar, todos sentimos una renovada motivación para seguir trabajando por la educación de las niñas y mujeres, inspirados por la fuerza y la determinación de las beguinas que, hace siglos, abrieron el camino para un futuro mejor.

La visita al Mercado de las Flores de Ámsterdam, lleno de color y fragancias, fue el cierre perfecto para nuestro viaje. Este último día nos permitió disfrutar de la variedad de tulipanes y otros tesoros florales, concluyendo nuestra travesía con una sensación de plenitud.

Este viaje fue una mezcla perfecta de cultura, historia y espiritualidad, enriquecido por la buena compañía y las experiencias compartidas. Cada uno de nosotros regresó a Madrid llevando consigo recuerdos imborrables y un sentido renovado de fe y comunidad, fortalecidos por la belleza del mundo que descubrimos y por los lazos que construimos durante este viaje.

                                                            Carolina Joza Valencia, HPM