Queridas hermanas: Ante la realidad de muerte y dolor que están viviendo nuestros hermanos de Belén, sólo nos queda guardar silencio y compartir en la oración este tiempo, que alegre por el recuerdo del nacimiento de Jesús, se tiñe de preguntas y dolor.
En esta circular quiero compartir lo que una comunidad cristiana afincada en Belén ha querido simbolizar a través de la representación de un Nacimiento entre escombros, el P. Isaac Munther nos comenta: “Esta idea surgió para explicar el sentido que la Navidad tiene para nosotros. En nuestra iglesia rezábamos y nos preguntábamos dónde está Dios en medio de todo esto. Para nosotros, Dios sufre con aquellos que están sufriendo. Dios está bajo los escombros. Dios está en los quirófanos. Dios está en solidaridad con aquellos que están sufriendo injusticias. Con este Nacimiento queríamos simbolizar eso, traerlo a la realidad, poniendo al Niño Jesús bajo los escombros, y para decir que vemos la imagen de Jesús en cada niño rescatado bajo esos escombros. Especialmente cuando el mundo continúa justificando y racionalizando la muerte de estos niños. Si el Niño Jesús naciera de nuevo hoy, nacería bajo los escombros de Gaza.”
La imagen del niño Jesús colocado sobre escombros en esta iglesia de Belén (Cisjordania) simboliza un grito por la paz a las puertas de una Navidad en guerra en Palestina. “A todos nos destrozan las imágenes de los niños sacados de debajo de los cascotes”.
En medio de estos acontecimientos que estamos viviendo ¿cómo acoger la llamada que la Navidad hace a abrirnos al gozo y la esperanza? ¿Cómo crear espacios para que el Niño nazca? Siempre es posible crear espacios en los que se viva de forma más humana, construir lugares en los que sea posible la justicia y la paz. A eso estamos llamadas porque el Salvador necesita nuestra colaboración para que su salvación llegue a todas las personas a los que Dios ama tanto.
Hermanas, celebremos esta Navidad, rezando especialmente por la paz, construyendo la paz que Cristo nos trae con su nacimiento en el lugar y el tiempo que nos toca vivir. Siendo conscientes de que nuestras actitudes favorecen o impiden un clima de fraternidad, generosidad y respeto, ingredientes imprescindibles para lograr la paz.
Busquemos aquello que nos une y desterremos de nosotras cualquier sentimiento que no esté encaminado a conseguir la paz universal.
Que nuestras comunidades sean espacios que acojan a Jesús, presente en la vida de nuestros hermanos y demos gracias a Dios, uniéndonos a tantos hombres y mujeres de buena voluntad que hoy encarnan a ese Dios vivo presente en nuestra historia.
Feliz Navidad.
Un fuerte abrazo.
Antonia García HPM
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