El liderazgo educativo resonante desde el Carisma del Patrocinio de María: “Cuidarnos para cuidar”

Estos días de formación en Cájar han superado nuestras expectativas, por la calidad de la formación recibida y la calidez de todos.

Cabe destacar de las sesiones formativas, tanto la relevancia de los contenidos abordados, como la organización y claridad de ideas por parte del ponente, Diego Cuevas, y su sentido del humor para transmitirlas.

Han sido jornadas intensas en las que se ha trabajado el liderazgo resonante desde el Carisma del Patrocinio de María. Un estilo de liderazgo que gira en torno a dos pilares fundamentales:

  1. Crear una sintonía emocional entre el líder y el equipo o colaboradores, siendo capaces de contagiar a los miembros de organización, estimularlos, canalizando las emociones de cada una de las personas, provocando un clima positivo e indispensable con el fin de movilizar lo mejor de cada uno.
  2. Lograr un liderazgo efectivo, es decir, desarrollar en el propio líder la capacidad de tener bienestar emocional, porque de lo contrario no será capaz de ayudar a nadie a tenerlo.

El liderazgo resonante logra un cambio en las personas, propiciando la comunicación fluida, sosteniendo relaciones interpersonales empáticas y estables, consiguiendo la mejor respuesta desde cada trabajador. Para ello, las habilidades que debe tener un líder resonante son: conciencia de uno mismo, autogestión emocional, conciencia del entorno y gestión de las relaciones.

“Cuidarnos para cuidar” sintetiza el sentir de los participantes en esta formación, los equipos directivos de todos nuestros colegios.

Con esta formación se ha fortalecido el liderazgo educativo de los participantes desde el carisma HPM que los precede, además de potenciar las relaciones interpersonales e intrapersonales de todos ellos.

También se han trabajado dinámicas de grupo, se han dado estrategias y recursos para cuidar nuestras comunidades educativas y mantener activa y cargada la “pila de la motivación”, esa que permite seguir avanzando para lograr los objetivos propuestos en cada uno de nuestros centros.

Sin duda, una experiencia enriquecedora desde el punto de vista formativo, social y personal. Compartir experiencias nos enriquece y nos alienta en nuestra labor.

Ante lo aprendido y reflexionado, nos surgen nuevos retos que debemos afrontar desde la alegría, el compromiso, con optimismo y humildad; dando lo mejor de nosotros mismos y siendo excelentes “Gefes”, es decir, excelentes “gestores de la felicidad” de nuestros colegios.

                                                                  José Antonio Baena