Estos días fueron una oportunidad para encontrar a Dios en la comunidad de hermanas de Villafranca, en la Iglesia, en las calles del pueblo, en las niñas del coro, las catequistas, las madres, abuelas y señoras; emocionarnos con las procesiones, con el recuerdo de hermanas que ya están con el Padre. Fue sentir cómo rebrotan tantas energías, tantas memorias e ilusiones compartidas. Y todo esto fue hermoso porque en nombre de la Congregación recibimos mucho y queremos compartirlo.
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