Cuántos escritores, cantantes, compositores, poetas han utilizado esta expresión para enaltecer sus obras?, cuántas veces yo personalmente he escuchado esta expresión en gente querida que la ha utilizado?.
Esta semana ha fallecido una religiosa de la Congregación, sor Araceli Corpas Sánchez. A sus 96 años y después de una vida entregada y de servicio, de haber ido sintiendo en su cuerpo las limitaciones que van saliendo con los años, tras varios años de enfermedad y de un año encamada, ha podido descansar en paz y nosotras hemos tenido la suerte de ser testigos de esa partida y de haber escuchado y acompañado su último suspiro.
Han sido días en los que hemos experimentado la misericordia de Dios, su auxilio, su presencia y la intercesión de los santos, y sobrecogidas y llenas de paz nos quedamos con ese último suspiro. Suspiro que puso fin a sus limitaciones físicas y que fue el hilo que se tensa y se rompe para abrazar la otra VIDA. Suspiro que muestra nuestra fragilidad, que abre horizontes, que abaja pretensiones y nos acerca a la humildad.
Sin duda es en las situaciones límites donde nos medimos y somos capaces de organizarnos por dentro y poner lo urgente en su lugar, lo prioritario en su lugar y lo importante en su lugar. Estos días no había prisas, el trabajo y la eficacia del tiempo aprovechado pasaron a un tercer lugar. Los pésames, llamadas, visitas cobraron valor, y nos hemos sentido profundamente abrazadas por cada persona que nos ha regalado una muestra de cercanía y cariño.
Sé que lo que escriba o diga pronto quedará en el olvido porque volveremos a la rutina diaria y a estar envueltos en un sinfín de problemillas, pero que bien nos haría recordar a nuestros difuntos y tratar de vivirles en el día a día con las luchas que ellos no lograron vencer y que ahora nosotros podemos enfrentar.
Gracias Sor Araceli, porque con tu muerte, me has hecho sentir más viva, ayúdame a no olvidar, que la vida son dos días y que solo queda el amor que hemos dado.
Te quiero inmensamente, y descansaré en el recuerdo de tus ojos cada día que la soledad o la tristeza venga a visitarme.

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