Nos acostamos a dormir agradeciendo a Dios tanta generosidad para con nosotras. Ha sido un día sencillos y bonito. Un día para recordar.
El reencuentro, la Eucaristía solemne por sor Antonia en el día del corazón de María, el sermón de un sacerdote claretiano amigo, una rica comida, un espacio para reírnos y compartir, una despedida cargada de ilusión por la confianza de que ya mismo nos vemos en los ejercicios espirituales de Cajar. ¡Gracias Dios mío, por tanto bien como nos das!
Y por último,
felicidades
nuevamente a Sor Antonia y para todos: Antonio, Antonia, Toñi, Antoñi, que forman parte de nuestra vida. San Antonio interceda por vosotros.
Comentarios recientes