Hoy hemos empezado una nueva etapa con las jóvenes que después de vivir el campamento virtual, han decidido seguir discerniendo con nosotros, lo que Dios quiere de ellas.
Os queremos compartir lo que para nosotras es ser HPMNAUTAS, a través de un pequeño relato. Relato que resume nuestra experiencia vital.
No dejes de leerlo….
Un día, ocupada en mis cosas, cautivada por mi entorno, llena de sueños, planes y proyectos, sin querer escuche una voz, una voz que me envolvía, clara, llena de fuerza y a la vez suave.
Esa voz me invitó y animo a escucharle, fue calando muy dentro y se convirtió en mi motor vital, era como una torre de control desde donde salían unas indicaciones que me fueron conduciendo a subirme a una nave espacial, la Congregación.
Era una nave espacial pequeñita y acogedora, que se llamaba hpm-galáctica. Poco a poco, sin apenas notarlo, me había subido y la iba sintiendo parte de mí, iba cediendo mis controles y me iba confeccionando el traje para estar por casa, un traje que me capacitaba para formar parte de esa tripulación. Tenía las indicaciones pero he tenido que irlo cosiendo yo misma (sino no sirve), y aunque a veces siento que está casi listo, descubro que no es así y que debo seguir haciéndolo con ilusión y adaptarlo a los nuevos destinos, personas y lugares a donde llegue la nave.
Es bonito, porque en nuestra nave, no existe control de peso, ni restricción de personas, todos caben. Por eso, no soy yo la que conduzco, ni quien lleva el control, me lleva, nos lleva el Piloto, quien continuamente nos da funciones, nos alienta, nos dirige.
Soy feliz dentro, a veces siento que la nave se hace fría, normalmente es cuando no noto que vamos muchas más tripulantes, otras floto suspendida en el aire, y me dejo llevar y son otras las que me acompañan. Cada tripulante es especial, me ayuda a crecer, a entender las indicaciones del Piloto, me humaniza y me habla de verdad, por eso he decidido llamarlas hermanas y al decir esa palabra la boca se me llena y el corazón se me expande.
Desde la torre, esa voz sigue hablando, y noto, que no solo habla conmigo, sino que también lo hace contigo, con ella, con ellos, con todos.
Creo que de lo que se trata es de que actives tus radares y que escuches, lo que desde la torre de control quiere decirte el piloto de la nave.
Quizás te esté invitando a subirte, quizás quiere que junto a un esposo y unos hijos subas a otro tipo de nave, quizás quiere que enseñes su palabra que des testimonio de Él.
Lo importante es que cuando encuentres tu nave espacial, te subas en ella con ilusión y que de la mano del piloto surques los cielos y encuentres tu lugar en el mundo.
Nos volveremos a ver, si Dios quiere, el día 18 de mayo.
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