En la oración, cuando tranquilamente hacía la meditación, me saltaba a la conciencia la pregunta que Jesús hizo cuando lo fueron a buscar Judá con los soldados en la noche que lo arrestaron: “¿A quién buscan?” La respuesta que da es “YO SOY”. Es una respuesta cargada de tinieblas. Se acerca la muerte, Jesús llega a sospechar lo que viene después, pero a la par de esa pregunta, justo después de la Resurrección, Jesús se encuentra con María y le vuelve a preguntar a ella “¿A quién buscas?” Es la misma pregunta que resonó en la noche de la traición. Pero ahora la respuesta lo ilumina todo. El nombre de María pronunciado en los labios de Jesús expresan una nueva realidad, transmite vida, da esperanza. Es el maestro que envía a la discípula a anunciar la Buena Noticia a los hermanos.
Junto a lo que me supone la pregunta ¿A quién busca? me surgen otras preguntas que Jesús también hace después de su resurrección: ¿De qué hablan? ¿Qué ha pasado? ¿Por qué se asustan? ¿Por qué tantas dudas? Estas preguntas dejan ver el miedo, la duda y la incertidumbre de los discípulos.
Quizás sean estas preguntas las que en este tiempo de incertidumbre nos vamos haciendo. Pero muy cerca está el maestro interpelando e iluminando con su Palabra, compartiendo el pan y la paz con nosotros. Que este tiempo de Pascua sea un tiempo para encontrar respuestas.
Comentarios recientes