
Hoy es tiempo de Sábado Santo. Es tiempo de espera, de indecisión, de zozobra, de duda, de falta de fe, de derrota de sinsentido, de fracaso, de sentimiento de inutilidad, de crisis, de abandono, de debilidad, de incertidumbre…
Día de silencio. Y es que en tiempos de crisis, Dios parece esconderse y alejarse. La persona se somete al silencio más desconcertante. Hoy tampoco suceden intervenciones divinas milagrosas que nos libren de las terribles noticias que suceden en el mundo. Simplemente silencio.
En esta experiencia de sábado santo, del silencio de Dios, es necesario “permanecer” junto al sepulcro y el dolor del mundo, tratando de entender el misterio mde tanto sufrimiento, dolor y muerte sin sentido en la humanidad y acompañando a las víctimas. Dios ha muerto. Ha querido vencer con su propio dolor el mal de la humanidad.
La Cruz sigue entronizada en nuestro mundo como si se tratara de un inmenso altar. Es el día de la ausencia. Día de dolor, de soledad. El mismo Cristo está callado. Él, que es eol Verbo, la Palabra, está callado. Después de su último grito en la cruz “¿por qué me has abandonado?”, ahora se calla en el sepulcro. Descansa. “Todo se ha cumplido”.
Es el día de la oración silenciosa dentro de la comunidad. No se celebra la Eucaristía. Tan solo se repiten salmos de confianza: todo está en las manos de Dios. Es día de espera y es día de esperanza porque desde la fe, la cruz debe tener otra lectura: la muerte de Jesús es la expresión más radical de su solidaridad con la humanidad.
La herida de la vida no se cura con analgésicos que nos hagan insensibles al dolor, sino viviendo como Él vivió. En agradecimiento por su propio ser, en apertura a la humanidad, en confianza con Dios. Alentando, a cada paso, las semillas de Vida que Dios va poniendo en el camino. El 3-A puede ser un buen día. En el camino de la Pascua, que es el camino de la Vida. Hay sitio para todos.
Vivamos el silencio de Dios del Sábado Santo haciendo luto y llanto con las víctimas de este mundo para que nos transformemos en comunidades compasivas.
Estés donde estés, feliz camino Pascual.
Comentarios recientes