Vuelve a llegar la celebración del día 8 de marzo. Hay fechas que en nuestro calendario están señaladas con resaltador, con un redondel, subrayadas, escritas, porque no queremos que pasen sin más, no queremos olvidarlas, queremos celebrarlas. Eso ocurre con el 8 de marzo, estemos donde estemos o hagamos lo que hagamos no se nos olvida que ese día es un día para la reivindicación, para no dejar de luchar por la igualdad y la promoción de la mujer.

Una lucha que a veces nos deja exhaustas, es dura y cansona, y casi no se le ven los frutos, pero no es así, las mujeres por  nuestra propia autonomía, por nuestra capacidad, por nuestra ternura, inteligencia y creatividad, vamos ganando nuestro puesto en la historia, en la sociedad actual y dentro de la familia. 

Cuando pienso en las personas que me han hecho más bien en mi vida, comienzan a desfilar una centena de nombres femeninos de mujeres apasionadas, trabajadoras, incansables, imparables, quienes aportaron o siguen aportando a mi persona un poco de fuerza, de ilusión, que han sumado sueños y me han ayudado a construirme por dentro y a mejorar por fuera.  Han sido para mí la manifestación de lo que Dios, nuestro alfarero puede hacer por nosotros a través de nuestros hermanos.

En esa lista, también tengo muchos nombres de hombres.   Hombres a los que quiero y admiro, que me han sumado y siguen sumando, compañeros queridos, quiénes me han mostrado su inteligencia y su creatividad. 

 Ambos (mujeres y hombres) tan iguales y tan diferentes, pero con una valía ante los ojos de Dios igualada. Ojalá que nosotros como sociedad podamos seguir avanzando en ese hermoso regalo de saber que todos somos tan iguales porque el Creador cuando nos pensó lo hizo de la misma forma y a su misma Imagen.

Feliz día de la mujer…

A todas las mujeres del mundo. A todas…