UN GRAN MOTIVO PARA BENDECIR Y DAR GRACIAS

Palabras de la Hna. Wndy en su profesión.

No hay nada más grande en el mundo que pedir la bendición  y dar gracias, hoy quiero pedir a Dios ambas cosas; principalmente que me bendiga, que haga fecunda mi entrega a este  proyecto que estoy abrazando para toda mi vida, que bendiga a nuestra congregación por su presencia tan cercana en cada uno de los lugares donde nos encontramos, y bendiga la vida de cada una de las hermanas que hacen posible la presencia de un Dios cercano, con sus testimonios de vida y entrega.

Hoy especialmente pasan muchos recuerdos por mi cabeza, desde cuando apenas era una niña hasta ahora, y al pasar cada uno por mi mente solo brotaba desde mi interior un profundo GRACIAS. Porque Dios no ha dejado de acompañarme, camina codo a codo conmigo y su gran amor me ha arropado desde siempre.

Quiero dar gracias de manera especial a la Congregación, por haberme acogido como una madre, por alimentar desde el inicio mi vida de seguimiento a Jesús, desde mi ser de alumna en un aula de clases, hasta ahora como religiosa, por velar para que cada uno de nuestros colegios, que son como esa pequeña parte del Reino de Dios que se nos ha encomendado, sean lugar de encuentro con un Dios que camina con nosotros. Por la comunidad de Petare y Ciudad Alianza, espacio donde cada día aprendí a caminar como hermana, gracias por velar mis primeros pasos como Hija del Patrocinio de María, por dedicar tiempo y personas que han hecho que mi camino hoy y cada paso sean firmes.

Gracias a las hermanas de España y Colombia, que me han acompañado en esta celebración, espiritualmente con sus oraciones.  A la Comunidad de Baena, a la cual he tenido especialmente presente, tanto a las hermanas como a las personas que hacen vida con ellas en el Colegio Espíritu Santo, y que los vi reflejados en la compañía de Isabel en este día tan especial para mí.

Antonia García, Superiora de la  Congregación, agradezco su presencia porque con ella, trajo consigo el recuerdo de cada hermana que ha pasado por el Colegio de Petare, mujeres que para mí siempre serán un gran testimonio de entrega, porque su misión allí en el barrio no fue limitada, hoy recuerdo espacios de misiones y reuniones de grupo juvenil, visita a enfermos, catequesis, el rezo del rosario, entre muchas otras cosas. Ustedes con su presencia hacen de la pastoral del Colegio de Petare un pequeño pedacito del Reino, a cada una de las que ha dejado huella con su paso por esta comunidad, en nombre de la gente y de mi parte GRACIAS.

Y  para finalizar gracias a Maribel, mi maestra y compañera de camino, por su entrega y testimonio, por ese gran amor que tiene a la Congregación, el cual me fue trasmitiendo durante mi tiempo de formación. A Francisca Ruiz, por acompañarme durante mi tiempo de experiencia en España, y por su testimonio de entrega e ilusión en la enseñanza.  Gracias maestras por mostrarme a Jesús el Maestro.

Dios bendiga a nuestra Congregación, para que siga siendo siempre un motivo para dar gracias a Dios, que es el que ha hecho posible con su gracia nuestra presencia en la historia.